Las personas con afasia de Broca tienen dificultad para hablar con fluidez, pero la comprensión de lo que escuchan suele conservarse mayormente. Este tipo de afasia también se conoce como afasia no fluida o expresiva.
Los pacientes muestran dificultades para formular oraciones bien estructuradas y su discurso se limita principalmente a expresiones cortas de menos de cuatro palabras. Producir los sonidos correctos o encontrar las palabras correctas es a menudo un proceso laborioso. Algunas personas tienen más dificultades para usar verbos que para usar sustantivos.
Una persona con afasia de Broca puede entender el habla relativamente bien, particularmente cuando la estructura gramatical del lenguaje es simple. Sin embargo, pueden tener dificultades para comprender oraciones con construcciones gramaticales más complejas. Por ejemplo, la oración “María le dio globos a Juan” puede ser fácil de entender, pero “Los globos que María le dio a Juan” puede suponer un desafío para interpretar adecuadamente el significado de quién le dio los globos a quién.
Las personas con este tipo de afasia pueden leer pero tienen limitaciones por escrito.
La afasia de Broca resulta de una lesión en las áreas cerebrales del habla y el lenguaje, como la circunvolución frontal inferior del hemisferio izquierdo, entre otras. Tal daño a menudo es el resultado de un derrame cerebral, pero también puede ocurrir debido a un traumatismo craneoencefálico. Al igual que en otros tipos de afasia, las capacidades intelectuales y cognitivas no relacionadas con el habla y el lenguaje pueden preservarse por completo.
La afasia de Broca lleva el nombre del científico francés Paul Broca, quien fue el primero en relacionar el conjunto de alteraciones del lenguaje asociados con este tipo de afasia con un área cerebral específica. Lo hizo en 1861, después de cuidar a un paciente que solo podía decir la palabra “tan”.
Pierre Paul Broca. Crédito de la imagen: Wikimedia Commons, Wellcome Library.
Traducción por Paola González Lázaro & Beatriz González Ortuño